Archivo de la categoría: Consumo y sensibilización

Más sobre la distribución y las pérdidas de alimentos

El pasado día de Navidad en El País se incluyó un pequeño reportaje que vuelve a tratar el tema de las pérdidas de alimentos en España, a lo largo de la cadena alimentaria, incidiendo más en el eslabón de la distribución y venta. Señala que lo que predomina es la ausencia de datos precisos sobre cómo gestionan las cadenas de distribución los alimentos que no se venden.

Otras entradas previas sobre el tema: 27/10/2015 y 22/05/2015

 

 

Más sobre la carne

En algunas entradas anteriores (Columna «la era de la carne», El mayor problema del consumo de carne es medioambiental, documental «Cowspiracy») se ha tratado la cuestión de las implicaciones medioambientales derivadas de la necesidad de hacer frente al elevado consumo en occidente y la creciente demanda en países emergentes y en desarrollo de los productos de origen animal (carne, leche, huevos, etc).

En este es artículo publicado por El país en 2014 (¿Y si dejáramos de comer carne?) se trata el tema y se indroducen otras consideraciones importantes en contra de la aseveración radical de eliminar la producción y consumo de carne.

El tema, como casi siempre, es complejo.

Aprovechamiento de subproductos cárnicos

En el etiquetado de muchos productos cárnicos (salchichas tipo Frankfurt, por ejemplo) se puede leer entre los ingredientes «carne separada mecánicamente» (CSM, MSM en inglés). Se trata de la carne recuperada a partir de las carcasas de aves y canales de cerdo (no se permite para vacas, ovejas ni cabras) una vez que se han separado los cortes principales.

La CSM se puede obtener de dos formas. Por un lado están las máquinas que separan a alta presión obteniéndose una pasta homogénea de un color rosado más o menos intenso. Y por otro están los métodos a baja presión que dan lugar a un producto con un aspecto parecido al de la carne picada (aunque no se puede utilizar como sustituto de la misma). Estos productos después únicamente se pueden emplear para elaborar derivados cárnicos tratados térmicamente. Para más infomación ver este texto de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN).

El siguiente video es un ejemplo del funcionamiento de las máquinas separadoras a alta presión, aplicada a aves y cerdo. También se muestra su uso para restos de pescado (esqueletos y pescados enteros no procesados previamente) que permite obtener una pasta de color blanquecino, que se utiliza para la obtención del surimi a partir del cual se producen productos como palitos de pescado, sucedáneos de marisco, gulas, etc.

Para los estómagos sensibles o poco acostumbrados puede resultar un tanto desagradable. No invita demasiado a consumir este tipo de productos.

Por otro lado también se puede entender y defender como una forma de maximizar el aprovechamiento de los restos generados en el sacrificio y despiece de cerdos y aves, o en la poscaptura y procesamiento de pescado (además de especies poco valoradas y de dificil comercialización), con la consiguiente reducción de los residuos generados.

Que aproveche.

http://www.youtube.com/watch?v=qCo2xqCOJkw

Columna «La Era de la Carne»

El periodista y escritor argentino Martín Caparrós, autor de la novela El Hambre, publicada hace unos meses por Anagrama en su colección Argumentos, firma una columna publicada ayer en El País titulada la Era de la Carne.

En el siguiente video el autor es entrevistado en TVE con motivo de la publicación de su libro.

 

Alimentar al mundo en 2050: referencia bibliográfica

En el año 2010 la editorial The Royal Society (Reino Unido) editó un número en acceso abierto de su publicación Philosophical Transactions B titulado «Food Security: feeding the world in 2050«.

Cuenta con 21 artículos en los que se hace una revisión muy completa de los muchos aspectos implicados en el desafío de poder alimentar a una población mundial que se prevé ronde los 9.000 millones de personas a mediados del presente siglo.

Se tratan temas que tienen que ver con las proyecciónes de crecimiento de la población, el proceso de urbanización de la misma, y la consiguiente variación de la cantidad y tipo de alimentos demandados, muy particularmente de productos de origen animal (carne, leche, pescado, etc.).

Se tratan específicamente temas relativos al futuro de la producción de pescado (pesca y acuacultura), de carne, leche y productos derivados.

De las consecuencias futuras de la producción de alimentos en recursos tales como: agua, tierra y energía. De su efecto en el cambio climático, y viceversa, del efecto del cambio climático sobre la productividad agrícola.

De cuestiones relativas al comercio de alimentos en una economía globalizada, a la volatilidad de los precios de los alimentos, y a la propia incertidumbre existente en los estudios que analizan y trata de establecer modelos teóricos sobre el futuro de los sistemas alimentarios.

Del papel de la I+D, y la tecnología sobre cuestiones tales como la productividad agrícola en este contexto.

Y también hay un capítulo dedicado específicamente a las pérdidas de alimentos (Food waste within food supply chains: quantification and potential for change to 2050).

El mayor problema del consumo de carne es medioambiental

Estos días hay mucho revuelo con el estudio de la OMS acerca de la relación entre el consumo de carne procesada y carne roja y el riesgo de padecer cáncer, sobre todo de colon.

Esta relación es cierta, pero asociado a la producción de carne (y en general a los productos de origen animal) hay otro problema mucho más relevante, el medioambiental. La noticia publicada hoy en El País («El mundo come carne por encima de sus posibilidades») trata de este tema. Hace unos días publiqué una entrada sobre el documental «cowspiracy: el secreto de la sostenibilidad» que incide de una forma muy impactante sobre lo mismo.

Producir ganado (y leche) requiere un uso de tierra y un consumo de agua enormes para cultivar los cereales (maíz principalmente) y leguminosas (soja principalmente) que constituyen (cada vez más) la base de su alimentación. También lo es la generación de gases de efecto invernadero:  las famosas emisiones de metano del ganado vacuno, pero también las emisiones de óxido nitroso asociadas la utilización de los fertilizantes nitrogenados para producir el grano del que se alimentan. También tiene un imporante impacto medioambiental la generación de residuos (purines, estiércoles).

En «occidente» consumimos (y desperdiciamos) una gran cantidad de productos de origen animal, mucho más de lo que necesitamos, y mucho más de lo saludable. Deberiamos reducirlo.

El consumo per capita en los países en desarrollo es generalmente bajo, mientras que en los países en transición, como China, no deja de crecer. Las implicaciones medioambientales de todo esto son tremendas.