Archivo por meses: mayo 2021

Fundación Sustrai y la (no) circularidad de los residuos domiciliarios en Navarra

En una entrada anterior muy reciente hicimos referencia a un reportaje de El País sobre la escasa circularidad de los residuos domiciliarios en España. En el mismo se señalaba que una de las grandes deficiencias de la gestión de los residuos urbanos es que la recogida selectiva de los residuos orgánicos estaba muy poco extendida, y se indicaba que únicamente estaba generalizada en el País Vasco, en Cataluña y en Navarra.

Solo esto podría dar a entender que la situación de la gestión de residuos en Navarra es mucho mejor que en otras comunidades autónomas. Pues bien, la Fundación Sustrai pone muy en duda esta suposición en un reciente informe titulado «La gestión de los residuos domiciliarios en Navarra. Propuestas en el límite de los recursos». Es un informe en el que se hace un recorrido histórico sobre las idas y venidas de la gestión de los residuos domiciliarios en Navarra desde los años 60 del siglo pasado hasta la actualidad, se señalan los algunos aciertos, pero en general se critica con dureza la situación actual y las perspectivas más próximas.

En el documento se señala por ejemplo, que efectivamente la recogida separada de materia orgánica está extendida en casi toda la geografía navarra, en un 83 %, pero que su tasa de éxito, es decir, la materia orgánica realmente recogida o capturada, todavía es baja, un 22 % en 2019. En la Comarca de Pamplona, donde se generan más de la mitad de los residuos domiciliarios de Navarra, fue aún menor, un 18 %.

Datos de materia orgánica total y recogida separadamente en distintas zonas de Navarra. Datos de 2019 de Gobierno de Navarra. Fuente: Fundación Sustrai (2021)

En el informe se describe la forma de hacer de las diferentes mancomunidades (los entes supramunicipales encargados de gestionar los residuos domiciliarios). Son muy críticos con las dos más importantes, la de la Ribera y la de la Comarca de Pamplona. En la primera porque la cantidad de residuos orgánicos recogidos separadamente es muy escasa, y porque la mayor parte de los residuos se tratan en una planta de Tratamiento Mecánico Biológico (MTB) de El Culebrete (Tudela), que a su juicio, funciona de una forma muy deficiente. En esta planta además los últimos años están yendo a parar la fracción resto de muchas zonas de Navarra, con el impacto medioambiental asociado al transporte de estos residuos que esto implica. En cuanto a la Comarca de Pamplona, señalan que la fracción resto, que es mayoritaria, no se somete a ningún tratamiento, sino que se elimina en vertedero directamente (Góngora). También son críticos con los planes existentes de poner en marcha una gran planta MTB en Imarcoain para el tratamiento de los residuos domiciliarios de la Comarca de Pamplona (y de otras zonas), porque a su entender, podría reproducir los mismos problemas que está ocasionando la de Tudela.

También se critica con dureza la situación de la planta de biometanización existente en Caparroso (HTN), ideada inicialmente para el tratamiento de los residuos generados en la macrogranja de vacuno allí instalada. Esta planta se ha convertido con el tiempo en una planta de tratamiento de residuos privada a la que que va a parar la materia orgánica del 5º contenedor (fracción orgánica) de varias zonas de Navarra, así como residuos procedentes de mataderos, residuos agroalimentarios, etc, no solo de Navarra sino también de otras comunidades. El documento describe los muchos problemas medioambientales generados por su actividad.

Mancomunidades de gestión de residuos de Navarra, con indicación de las principales empresas que tratan residuos orgánicos (marrón), los centros de tratamiento del resto de residuos (rojo), y la zona que lleva residuos a Peralta y El Culebrete (línea amarilla). Fuente: Fundación Sustrai (2021), que elaboró a su vez la figura sobre un mapa del Plan de Residuos de Navarra.

En el informe se aboga por formas de gestión más racionales, basadas en criterios medioambientales más estrictos, con una mayor participación ciudadana en su definición y ejecución. Ponen como ejemplo las iniciativas que se han realizado con la recogida puerta a puerta, compostaje comunitario e individual en distintas zonas de Navarra, principalmente al norte de Pamplona (Sakana, Baztán, Irati, etc.). En relación a los sistemas de recogida de la fracción orgánica, aunque no descartan el empleo del 5º contenedor que se está implementando en Pamplona, Valdizarbe, Alsasua, etc., sí consideran que este sistema no es el mejor para alcanzar una elevada captación de fracción orgánica generada.

Y en el informe elogian mucho la actividad desarrollada en Tierra Estella (Mancomunidad de Montejurra), donde desde 1990 se recoge y composta en buenas condiciones una parte muy importante de la fracción orgánica generada (Planta de Cárcar). Inspirándose en parte en la labor realizada en esta zona, hacen diversas propuestas de futuro con respecto a la gestión de residuos en Navarra. Algunas de ellas son las siguientes:

Con respecto a la recogida, abogan porque «la fracción prioritaria a la hora de separar residuos sea la materia orgánica», es decir, todo lo que «se pudre» y es susceptible de transformarse en «abono para la tierra». Consideran que apartando esta parte que es claramente la mayoritaria en los residuos domiciliarios, «quedan una serie de materiales inertes fácilmente separables». Y proponen para ellos lo siguiente: mantener las ya consolidadas recogidas separadas de vidrio y papel-cartón, y hacer una última categoría con todo el resto de materiales: plástico, metales y otros. Es decir, un contenedor parecido al actual de envases pero en el que puedan depositarse también productos que no son envases pero que están constituidos por dichos materiales.

Con respecto al tratamiento de los residuos separados de la forma descrita, abogan por instalaciones lo más cercanas posible a los lugares de origen de los residuos, para minimizar el transporte de residuos. Señalan que para la fracción orgánica esto se podría hacer a través de sistemas de compostaje individual o comunitario, cuando fuera posible, y por medio de la puesta en marcha de múltiples y pequeñas plantas de compostaje en las distintas comarcas.

Informe sobre el desperdicio de alimentos en el mundo (UNEP, 2021)

El pasado mes de marzo la ONU hizo público el Informe del índice de desperdicio de alimentos 2021, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, United Nations Environment Programme – UNEP) y la organización asociada de Reino Unido WRAP.  En él se recogen los últimos datos disponibles sobre el desperdicio de alimentos en el mundo, y en sus distintas regiones y países. El informe toma como referencia los conceptos y e índices de medida establecidos por la FAO en 2019 (ver entrada anterior). Es un documento importante, que viene a actualizar el famoso documento de la FAO de 2011.

UNEP 2021 FWI

El informe estima que en 2019 se generaron alrededor de 931 millones de toneladas de desperdicio de alimentos, el 61 % de los cuales provino de los hogares, el 26 % del servicio de alimentos y el 13 % restante del comercio minorista. Esto representa que se desperdicia el 17 % de la producción mundial total de alimentos (el 11 % en los hogares, el 5 % en el servicio de alimentos y el 2 % en el comercio minorista).

Fuente: elaborado a partir de datos recogidos en Food Waste Index – Report 2021 (UNEP)

El informe señala que las estimaciones anteriores subestimaron significativamente la escala del desperdicio de alimentos por parte de los consumidores. En este sentido dicen que la nueva estimación aporta una cifra de desperdicio en hogares y servicios de alimentos por encima del doble de la referida en el anterior estudio de la FAO (Gustavsson et al., 2011). En mi opinión, aunque quizá sea cierta esa subestimación previa, cualquier comparación directa entre ambos estudios debe hacerse con mucha cautela, en particular porque en el estudio de 2011 se pretendía estimar únicamente las partes comestibles de los alimentos, y en el actual se contempla todo, tanto las partes comestibles como las no comestibles.

Un aspecto muy llamativo del informe es que viene a contradecir la idea que se repetía como un mantra de que el desperdicio per capita se concentraba sobre todo en en los países de más altos ingresos, siendo tanto menor cuanto menores eran los ingresos de los países, hasta resultar casi inexistente en las regiones más pobres, como el África subsahariana. Pues bien, en este nuevo informe se señala que el desperdicio en los hogares no fue significativamente diferente entre los países de altos ingresos, los de ingresos altos-medios y los de ingresos medios-bajos. En el caso de los países de bajos ingresos, se indica que no se encuentran datos suficientes para establecer algún tipo de conclusión.

Fuente: elaborado a partir de datos recogidos en Food Waste Index – Report 2021 (UNEP)

El estudio recoge datos procedentes de 152 fuentes, procedentes de 54 países. La mayoría de los estudios proceden de países de ingresos altos, especialmente en los sectores de servicios alimentarios (78 %) y de venta al por menor (87 %). A nivel de hogares la distribución es más uniforme entre los grupos de ingresos, ya que el 54 % de los 52 países que tienen estimaciones existentes son países de ingresos altos, el 23 % son países de ingresos medios altos y el 19% son países de ingresos medios bajos. Sólo dos países de ingresos bajos cuentan con estimaciones sobre el desperdicio de alimentos en los hogares.

El documento incluye un análisis detallado de la calidad de los datos disponibles. Indican que, pese a que se está avanzando y están proliferando estudios de cuantificación, todavía hay mucho trabajo que hacer para reducir la incertidumbre de los datos. Consideran que en la actualidad solo 17 países disponen de datos de alta calidad compatibles con la monitorización en al menos un sector del grado de cumplimiento del ODS 12.3 de reducción del desperdicio alimentario. Y que además otros 42 países cuentan con alguna estimación de medición que, con algunas pequeñas actualizaciones, podría crear una estimación compatible con el ODS 12.3.

En el informe se recoge un desperdicio per capita en los hogares españoles de 77 kg, dato al que el informe otorga un nivel de confianza medio. Para dar esta cifra se utiliza como fuente de referencia el trabajo de Caldeira et al. (2019), en el que se hacía una revisión del desperdicio alimentario en la UE, y que se describió en detalle e una entrada previa.

La (limitada) circularidad de los residuos domésticos

Hace unos días el diario El País publicó un reportaje titulado «El viaje no tan circular de los residuos domésticos en España». Es un reportaje muy didáctico en el que se visualiza bien la situación de los principales flujos de residuos (envases de diferente tipo como vidrio, tetrabrik, aluminio, PET, etc.; el papel y cartón, los residuos alimentarios, los textiles, electrodomésticos) y se evalúa el grado de circularidad asociado a cuatro aspectos: el diseño y fabricación, la recogida de los residuos (hasta que punto se recogen separadamente o mezclados con otros tipos de residuos), el grado de reciclaje (los tratamientos de valorización o eliminación a los que son sometidos), y las posibilidades de reutilización del material reciclado.

Atendiendo a los residuos alimentarios, o mejor los biorresiduos (fundamentalmente los restos de alimentos y las «podas»), el artículo señala que suponen en peso la parte más abundante de los residuos urbanos, alrededor de un 36 %. Y que a nivel nacional la situación esta lejos de estar donde debería. En una entrada anterior de 2015 ya hablábamos de todo esto, y la cosa no parece haber mejorado mucho. El mayor problema reside en el hecho de que la recogida separada de estos residuos está muy poco implantada en la gran mayoría de las comunidades autónomas. El contenedor de materia orgánica solo está generalizado en Cataluña, Navarra y País Vasco. El tratamiento posterior de estos residuos a través de procesos biológicos (biometanización y compotaje) se ve muy condicionado por este hecho. Únicamente el material orgánico separado en origen permite obtener un compost de alta calidad. En consecuencia, en España se produce poco compost de este tipo. Y además, tampoco parece existir un aprovechamiento adecuado del compost.

La consecuencia final de todo esto es que gran parte de los residuos orgánicos acaban siendo eliminados en vertedero, la opción menos circular que existe. Esto sitúa a España en el grupo de países europeos que está a la cola en el cumplimiento del mandato de la UE con respecto a limitar el vertido de residuos municipales a un máximo del 10 % del total en 2035.

En la siguiente figura, realizada con los datos publicados para el año 2017 por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, se resume el itinerario de los residuos de competencia municipal. Se indica cómo sólo el 16 % de los residuos se recoge de forma separada. El 84 % restante se recoge en forma de residuos mezclados, lo que determina que, tras las operaciones de clasificación o triaje y de biometanización y/o compostaje en las plantas de tratamiento, buena parte de los materiales constituyen rechazos que van a parar también en su mayor parte a vertederos.