En los últimos días se suceden en los medios de comunicación noticias relatando que esta campaña en España se van a quedar sin recoger 400.000 t de limones, nada menos que un 27 % de la producción prevista, porque el precio en origen es tan bajo que no compensa los costes de producción, lo que supondría unas pérdidas de unos 120 millones de euros, según la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).
En Agroinformación.com se hacen eco de la opinión la COAG, que viene a señalar que «el sector se encuentra ante un mercado altamente especulativo, con un creciente grado de integración en sustitución de un modelo social de citricultura, y sin elementos precisos para la gestión de las crisis más graves, como es el caso de la actual. El creciente volumen de importaciones que hunden los mercados europeos, las alteraciones de cambio climático y las enfermedades y plagas, en ocasiones también importadas, así como el aumento de superficie de los últimos años, han derivado en esta penosa situación».

En un artículo reciente del El País, con el explicito título España tira 400.000 toneladas de limones: “Se nos ha ido la mano con la producción”, se da más peso a está última razón. Contrastan las opiniones de la COAG con las de la Organización Mundial de Cítricos (WCO, por sus siglas en inglés) y de la Asociación Interprofesional de Limón y Pomelo (Ailimpo), que señalan que el principal motivo de la situación actual está en que la superficie de cultivo ha crecido excesivamente los últimos años (en 8 años ha pasado de 36.000 a 53.000 ha) generando una producción muy por encima de lo que el mercado es capaz de absorber.
Señalan que la entrada en el mercado de cítricos de terceros países (como Turquía, Egipto, Sudáfrica, Etiopía) no es una causa relevante en el desequilibrio, porque en este momento en Europa 3 de cada 4 limones siguen procediendo de España, como ha ocurrido en los últimos años. Abogan por una reducción de la superficie de cultivo acompañada por medidas que incentiven una transición hacia «un modelo más respetuoso con el medio ambiente, impulsando la agricultura regenerativa o la gestión de fincas de limoneros como bosques para promover los créditos de carbono o de biodiversidad».




