Archivo de la etiqueta: Agricultura

Revisión de datos sobre desperdicio alimentario en la UE

En entradas previas se han hecho comparativas de los datos disponibles sobre la generación de «food waste» en Europa y en España. En esta entrada se pretende resumir y comentar el análisis realizado en una reciente revisión de este tipo de datos en el marco de los estados miembros de la UE. Se trata de un Informe Técnico del Joint Research Center de la Comisión Europea, cuya referencia es la siguiente:

Caldeira, C., De Laurentiis, V., Cobalea, H.B., Sala, S., Review of studies on food waste accounting at Member State level, EUR 29828 EN ; Luxembourg (Luxembourg): Publications Office of the European Union, 2019, ISBN 978-92-76-09512-5, doi:10.2760/340637, JRC117458

Los autores de este trabajo identificaron 294 trabajos publicados, y seleccionaron alrededor de 50 de ellos para hacer un análisis detallado. En la selección se consideró que cada país miembro de la UE contara al menos con un estudio, que los estudios fueran lo más actuales posible, preferiblemente desde 2015, y que evaluaran toda la cadena alimentaria (no fue posible en todos los países miembros).

El informe técnico es un resumen de un trabajo más extenso en el que se analizan 19 parámetros de los distintos estudios. El informe técnico se centra en los siguientes aspectos:

  • Qué definiciones de desperdicio de alimentos se utilizan.
  • El alcance y límites de los estudios. Geográficos, temporales, y los referidos al eslabón o eslabones de la cadena alimentaria evaluados.
  • Los métodos de medición empleados.
  • Los datos recogidos sobre la cantidad de desperdicio y su destino final.
  • La aportación de indicadores adicionales, por ejemplo de carácter económico y ambiental.
  • Deficiencias encontradas por los propios autores de los estudios y mejoras futuras.

El informe constata que hay una gran variabilidad de unos estudios a otros en muchos de los aspectos señalados previamente. Por ejemplo, en lo que se refiere a las definiciones solo una parte de los estudios emplea alguna definición concreta y definida previamente. Las definiciones más empleadas son las de FUSIONS (2016) y las de la FAO (2011), pero una gran parte de los estudios emplean una definición propia que se puede acercar o no a alguna de estas definiciones.

Número de estudios en los que se recogen o no distintos tipos de definiciones de «food waste». Elaborado a partir de la información recogida en el documento «Review of studies on food waste accounting at Member State level» ISBN 978-92-76-09512-5, doi:10.2760/340637

El documento hace un análisis de qué segmentos de la cadena alimentaria son evaluados en los distintos estudios, e identifica qué estudios hacen un análisis metodológicamente consistente.  En la figura siguiente se representa la distribución de estos estudios en base a los distintos eslabones de la cadena. Se constata que el segmento en el que se recoge un número más elevado de estudios es el de los hogares (1/3 del total), seguido del sector de la restauración y servicios de comida. Conjuntamente los dos segmentos del consumo de alimentos recogen más del 50 % de los estudios «consistentes» identificados en la revisión. Los segmentos en los que el número de datos es menor son los proveedores de alimentos: la producción primaria y el sector industrial.

Distribución de los estudios en función de los eslabones de la cadena alimentaria evaluados en los mismos (número de estudios, % con respecto al total). Elaborado a partir de la información recogida en la tabla 4 del documento «Review of studies on food waste accounting at Member State level» ISBN 978-92-76-09512-5, doi:10.2760/340637

Un aspecto trascendental en la fiabilidad de los datos es la metodología aplicada. Los métodos aplicados en los distintos estudios analizados en la revisión son en su mayor parte los descritos en  Xue et al (2017). Missing Food, Missing Data? A Critical Review of Global Food Losses and Food Waste Data, artículo al que ya se dedicó una entrada previa. Estos métodos están en su mayor parte también recogidos en la normativa europea, en la Decisión Delegada (UE) 2019/1597 (ver entrada previa). En la figura siguiente se puede apreciar qué métodos fueron los más habitualmente aplicados en los estudios analizados en la revisión:

Distribución de los métodos de medición de «food waste» en los estudios analizados (número de estudios, % con respecto al total). Elaborado a partir de la información recogida en el documento «Review of studies on food waste accounting at Member State level» ISBN 978-92-76-09512-5, doi:10.2760/340637.

En muchos estudios se empleó una combinación de métodos. El método directo más utilizado fue el de las encuestas, principalmente para medir el desperdicio de alimentos en el hogar. En el documento se repite varias veces que el uso exclusivo de encuestas puede dar lugar a resultados poco válidos, en el sentido de subestimar la cantidad real de residuos alimentarios y desperdicio alimentario. En el ámbito domiciliario parece muy conveniente emplear encuestas, combinadas con diarios y con análisis de composición de residuos. Este último es un método más preciso que los anteriores aunque no contabilizará los vertidos líquidos (alcantarillado) ni los residuos domésticos llevados a compostaje doméstico. Dentro de los métodos directos también tuvieron cierto uso el pesaje y los registros, estos últimos sobre todo en el sector de la distribución alimentaria.  Entre los métodos indirectos, los más utilizados fueron los datos bibliográficos y los datos indirectos que, junto a las encuestas, fueron los métodos más habituales en los estudios que abordan los sectores de producción primaria e industria alimentaria. Se constata una falta muy acusada de estudios con mediciones precisas y directas en estos sectores.

Visto todo esto, se hace evidente que es muy difícil establecer comparaciones fiables entre los datos recogidos en los distintos estudios. No obstante en la revisión se presentan los datos globales más relevantes de todos ellos, y se someten a una operación de normalización para expresarlos en unidades semejantes (kg de «food waste» per capita en los segmentos de la distribución alimentaria, de la restauración y servicios de comida, y de los hogares;  kg de «food waste» por tonelada producida en los segmentos de la producción primaria y de la industria alimentaria). Estos datos se han utilizado en esta entrada para preparar los gráficos siguientes:

Gráficos de caja y bigotes realizados a partir de los datos recogidos en la tabla 8 (Food waste amounts normalised) del documento   «Review of studies on food waste accounting at Member State level» ISBN 978-92-76-09512-5, Aclaración: la parte rectangular de cada figura se extiende desde el cuartil inferior hasta el cuartil superior, cubriendo la mitad central de la muestra.  La línea vertical dentro de la caja indica la localización de la mediana de la muestra.  El signo más en el centro de la caja indica la localización de la media muestral.  Los bigotes se extienden desde la caja hasta los valores mínimo y máximo.

Para la elaboración de los gráficos se han retirado algunos datos que aparecen en el documento, por ser mucho más elevados que el resto. Se trata de un valor de 312 kg por t producida en producción primaria (correspondiente a un estudio de Italia), y a dos valores de 66 y 101 kg por t producida en industria alimentaria (correspondientes a estudios de Hungría y Bélgica, respectivamente). Excluidos estos datos, el resumen estadístico de los datos representados en los gráficos se presenta en esta tabla:

Tabla con resumen estadístico de los datos representados en los gráficos anteriores. Elaborada a partir de la información recogida en el documento «Review of studies on food waste accounting at Member State level» ISBN 978-92-76-09512-5, doi:10.2760/340637.

Los coeficientes de variación son en general muy elevados, lo que denota la gran variabilidad de los resultados obtenidos en los distintos estudios. Si atendemos a las dos primeras etapas de la cadena alimentaria, los segmentos «productores de los alimentos», se ve que en término medio el desperdicio del sector primario duplicaría al del sector secundario. En el documento, se señala que prácticamente no existen estudios que midan directamente la cantidad de productos que quedan en el campo sin cosechar, por lo que no es posible determinar en qué medida los datos recogidos en los estudios subestiman o sobrestiman los valores reales de desperdicio. Por ejemplo, el valor más bajo registrado (3 kg por t producida) se obtuvo a partir de datos estadísticos, que a su vez asumían un determinado porcentaje de residuos alimentarios procedentes de producción primaria difícilmente validable. En el documento se señala que existe una falta de datos públicos sobre la generación de residuos alimentarios en las empresas alimentarias, a veces debido a una falta de preocupación o interés en el tema por parte de las empresas, y otras veces debido al celo puesto por las mismas en que los datos de que disponen se mantengan en su ámbito privado. Esto afecta no solo a las industrias sino también al sector de la distribución.

Si atendemos precisamente a este sector los datos reflejan que parece ser el eslabón de la cadena alimentaria más eficiente, un hecho que se repite habitualmente en muchos estudios de este tipo, aunque convendría matizar que una cosa es el desperdicio generado directamente en un eslabón y otra cosa es el impacto que dicho eslabón puede tener sobre el desperdicio generado en otros eslabones de la cadena. No son pocas las voces (por ejemplo, Gascón y Montagut, 2014) que señalan que las estrategias empresariales del sector de la distribución, que en el ámbito la mayor parte de los países de la UE es el más dominante en la cadena alimentaria, tienen un impacto determinante en el desperdicio alimentario producido en los eslabones posteriores (hogares) y sobre todo anteriores (producción primaria en particular).

En los gráficos y en la tabla anteriores se constata también el hecho siempre repetido de que el desperdicio se concentra en las etapas de consumo, sobre todo en  los hogares donde el desperdicio promedio se eleva a 55,5 kg por persona y año.  Hay países con varios estudios que dan cifras consistentes (76 a 90 kg en Dinamarca, 33 y 35 kg en Slovenia, 27 kg en dos estudios hechos en España). Hay otros casos en los que en un mismo país se obtienen cifras muy distintas, como en Bélgica (73 y 37 kg) o en Holanda (62, 42 y 21 kg). Las diferencias tienen que ver el concepto de desperdicio alimentario empleado, con que se incluya o no las partes no comestibles en la cuantificación y/o con los métodos de medición aplicados.

Los datos de España se corresponden con los obtenidos en el MAPA a través del Panel de Cuantificación del Desperdicio Alimentario en los Hogares Españoles, a los que se ha hecho referencia en alguna entrada previa. Como se puede comprobar estos datos se sitúan en la parte baja del rango de valores obtenidos a nivel europeo. Puede ser cierto que en España haya un menor desperdicio de alimentos en los hogares que en otros países miembros, aunque probablemente también haya que tener en consideración que los métodos empleados para la obtención de estos datos son encuestas y diarios, métodos que, como distintos estudios demuestran, pueden dar lugar a subestimaciones de los niveles reales de desperdicio.

En lo que respecta a la identificación de los destinos a los que van a parar los residuos alimentarios, el documento señala que son pocos los estudios que evalúan con claridad este aspecto. También indican que los destinos que más frecuentemente se observan son la alimentación animal, el compostaje y la digestión anaerobia. También se citan la producción de alcohol a partir de residuos hortícolas en Italia y Holanda, o el compostaje doméstico y la alimentación de mascotas en Hungría y Flandes. En relación a la alimentación animal, el documento recuerda que en rigor estos materiales no deberían contabilizarse como «food waste», de acuerdo a lo indicado en la Decisión Delegada (UE) 2019/1597.

En definitiva, el documento constituye una revisión y análisis muy interesantes y pormenorizados sobre los datos relativos a «food waste» existentes a nivel de los estados miembros de la UE.

El documento concluye con que son escasos los estudios que consideren el desperdicio de alimentos en los Estados miembros, en toda la cadena de suministro de alimentos, y que muy pocos refieren el uso de las pautas de cuantificación descritas en el Manual FUSIONS o en el Estándar PDA. Se señala la necesidad de que los Estados mejores sus sistemas de cuantificación, que los mismos sean coherentes con las referencias señaladas, y que empleen la definición de «food waste» considerada en la Decisión Delegada, que a su vez está en línea con la definición FUSIONS y es también coherente con el Estándar PDA. Un aspecto de la definición importante es que incluye tanto las partes comestibles como las no comestibles.

Como ya se ha señalado antes, en el informe se insiste en que la comparación de las cantidades obtenidas en los estudios es muy limitada, debido al uso de diferentes definiciones, límites del sistema analizado, y métodos de medición. Señala que el uso mayoritario de encuestas como método directo y de fuentes bibliográficas y datos indirectos no es el más adecuado para obtener una imagen completa y precisa de la generación de residuos/desperdicio alimentario. Se hace necesario combinar enfoques cualitativos (a través de encuestas por ejemplo) con enfoques cuantitativos a través de la aplicación de métodos de medición directa más precisos como el pesaje o el análisis de composición de residuos.  Además indican que, como se requiere en el artículo 4 de la decisión delegada, es muy importante garantizar la fiabilidad y precisión de las mediciones, la representatividad de las muestras utilizadas, y aportar un análisis reflexivo sobre las variaciones observadas en los datos y los factores sociodemográficos que puedan influir en los resultados.

El documento finaliza señalando que se debe avanzar más hacia una estandarización de la metodología de cuantificación aplicada, para que los estados miembros de la UE aporten datos sobre desperdicio alimentario fiables y comparables. Y que de esta forma se pueda desarrollar una estrategia más acertada y evaluable de cara a la consecución de la meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Más vueltas con la dieta y la sostenibilidad ambiental del planeta

Hoy el diario El País publica un artículo, La dieta perfecta para salvar el planeta y la salud del ser humano, en el que se hace eco de un estudio realizado por la comisión internacional EAT-Lancet, publicado por la revista The Lancet en su número de este mes bajo el título «Food in the Antrhopocene: the EAT-Lancet Commission on healthy diets from sustainable food systems».

En el estudio se hace un llamamiento a cambiar de forma radical el sistema alimentario mundial, lo que debe ir de la mano de un cambio profundo del patrón dietético que se sigue actualmente en gran parte del mundo, en particular en las regiones más desarrolladas.

string-bean-3861864_1920

Las legumbres deberían ser una fuente de proteínas mucho más presente en la dieta, según el estudio

En una línea de argumentación contraria a la descrita en la entrada anterior, en el estudio se señala que para asegurar un suministro suficiente de alimentos para toda la humanidad, que sea saludable y sostenible medioambientalmente, es urgente reducir drásticamente el consumo de productos de origen animal, en particular de carnes distintas a las de las aves, y aumentar el de productos de origen vegetal ricos en fibra y/o proteínas, es decir más hortalizas, frutas, legumbres y cereales (integrales), y menos productos muy almidonados como la patata, harinas muy refinadas y sus derivados, etc.

 

Espigoladors contra el despilfarro de frutas y verduras «imperfectas»

En Cataluña existe una iniciativa muy reconocida de lucha contra el despilfarro alimentario. Se trata de «Espigoladors», una organización sin ánimo de lucro dedicada a recuperar las frutas y verduras que no son cosechadas o que quedan en el campo tras la cosecha, al mismo tiempo que «empodera a personas en riesgo de exclusión social de una manera transformadora, participativa, inclusiva y sostenible».

Para ello cuentan con una red de voluntarios y de agricultores colaboradores, sobre todo del área agrícola que rodea Barcelona y de otras zonas de Cataluña, que les permite programar «espigamientos» para la recogida de alimentos. Aunque el sector agrícola es la principal fuente de productos, también se proveen desde la distribución mayorista, concretamente Mercabarna, que les proporciona con cierta periodicidad excedentes de frutas y hortalizas.

Una parte mayoritaria de todas estas frutas y verduras recuperadas es canalizada de forma gratuita a través de entidades benéficas públicas y privadas para su distribución entre personas en situación vulnerable.

Para poder sostener económicamente la actividad, otra parte es sometida a transformación y comercializada. Desde octubre de 2017 la organización cuenta con un obrador de unos 200 metros cuadrados situado en el Prat de Llobregat.

En este obrador procesan frutas y verduras y producen mermeladas, cremas, patés de verduras, etc. Todos los productos son comercializados bajo la marca «es Im-perfect», en tiendas pequeñas de alimentación, tiendas gourmet, y también en la distribución de gran consumo.

Producen derivados de muchas frutas y verduras, como mandarina, fresa, tomate, pimiento, alcachofa, cebolla, pera, manzana, etc. La producción va variando a lo largo del año puesto que se proveen de productos de temporada. Como cualquier empresa procesadora de alimentos, cuentan con un sistema de trazabilidad que les permite identificar el origen geográfico de la materia prima y el momento en el que la misma se procesó, para cada uno de los lotes que producen.

Im-perfect

Es im-perfect, productos elaborados con frutas y verduras de temporada «feas e imperfectas».

Además Espigoladors desarrolla proyectos y talleres encaminados a sensibilizar y formar a niños, jóvenes, adultos y empresas en la lucha contra el despilfarro alimentario. En esta línea periódicamente organizan concursos de ideas y cuentos ilustrados (premio #la comida no se tira), dirigidos a niños y adolescentes de diversas edades.

El objetivo de la organización es crecer, en la propia Cataluña, y fuera de ella, tratando de replicar la idea para que se vayan poniendo en marcha múltiples “Espigadores” que impulsen el rescate de frutas y verduras locales, de temporada, que por motivos “estéticos y de mercado” quedan en el campo y no llegan al consumidor.

Pérdidas y desperdicio de alimentos en Francia

Francia es uno de los países europeos que más están desarrollando políticas e iniciativas en la lucha contra el desperdicio alimentario. A través del Pacto Nacional para luchar contra el desperdicio de alimentos Francia tiene el compromiso de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos para el año 2025 y en este sentido desarrolló la Ley 2016-138 (11 de febrero de 2016).

La lucha contra el desperdicio de alimentos requiere avanzar en una cuestión básica que es el diagnosticar la magnitud real del problema.

En esta entrada se resumen algunos datos del documento publicado en 2016 por la «Agence de l’Environnement et de la Maîtrise de l’Energie» (ADEME), titulado «Pérdidas y desperdicio de alimentos – inventario y gestión en cada etapa de la cadena alimentaria«. El documento completo en francés, y el resumen ejecutivo en francés y en inglés se pueden encontrar en el siguiente enlace.

En el documento presentan los resultados de un estudio completo de las pérdidas y desperdicio de alimentos (PDA) a lo largo de la cadena alimentaria (producción, transformación, distribución y consumo en hogares y restauración). Dan datos globales y también diferenciando distintos tipos de productos.

Como concepto de PDA emplean uno semejante al planteado por la FAO, es decir, contemplan únicamente las partes comestibles de los alimentos (destinados a consumo humano) que se pierden a lo largo de la cadena alimentaria.

El estudio cifra las PDA globales en 10 millones de toneladas al año, es decir 150 kg per capita. En términos económicos valoran esto en 16.000 millones de euros, y en términos medioambientales en 15,3 millones de toneladas de equivalentes de CO2.

Señalan que una parte de los 10 millones (menos de 2 millones) de PDA se deriva a alimentación animal. Indican que esta cantidad no estaría contemplada en la estadística de «food waste» si se utilizase el concepto y la metodología FUSIONS.

La distribución de las PDA en los distintos segmentos de la cadena alimentaria es la siguiente:

  • Producción: 32 %
  • Transformacion: 19 %
  • Distribución: 14 %
  • Consumo: 33 %

Destaca el hecho de que la proporción asignada al sector primario y a la distribución es superior a la señalada en otros estudios realizados a nivel europeo (ver entrada previa), mientras que lo correspondiente a la etapa de consumo es claramente menor (33 %, 50 kg per capita).

También destaca el hecho (figura siguiente) de que en consumo las pérdidas en restauración son superiores, en términos relativos, a las pérdidas en los hogares. Así, mientras que únicamente el 15 % de la comida es consumida en restauración, la proporción de las PDA en consumo debidas a la restauración asciende al 42 %.

El 58 % restante se corresponde a las PDA en los domicilios. En los hogares franceses se desperdician 29 kg por habitante y año, que es un valor cercano al observado en los pocos estudios existentes en España y Cataluña, y de nuevo mucho menor al descrito por la FAO, y en menor medida por otros estudios a nivel europeo (ver entrada previa).

Cuando se analizan los resultados de los distintos tipos de productos se observan diferencias tanto en cuanto a la magnitud de las PDA como a su distribución en la cadena alimentaria. Los porcentajes de pérdidas en peso estimados en el estudio son:

  • Verduras: 24 %
  • Frutas: 22 %
  • Grandes cultivos (trigo, patata, etc.): 20 %
  • Productos de origen animal: 13 %

Las frutas y hortalizas se pierden en gran medida en la etapa de producción, mientras que los productos de origen animal se desperdician más en la etapa de consumo.

Una cuestión interesante que se analiza en el estudio es el valor económico de las pérdidas. Hacen estimaciones y destacan que el valor comercial unitario de las pérdidas se va incrementando conforme se va avanzando en la cadena alimentaria. Evaluan el valor comercial de las PDA de la siguiente forma:

  • 2 630 € por persona trabajadora en la etapa de producción primaria.
  • 4 970 € por persona trabajadora en las industrias alimentarias.
  • 6 260 € por persona trabajadora en el sector de la distribución.

Si bien los productos de origen animal tienen pérdidas del 13 % en peso, claramente menos que otros productos, el valor económico y el impacto medioambiental de las mismas es mucho mayor. El estudio estima que las pérdidas de productos de origen animal suponen el 54 % y el 82 % del valor total y de las emisiones de gases de efecto invernadero del conjunto de las PDA, respectivamente.

 

En Francia hay otros estudios de este tipo. Destacan los trabajos publicados por el INRA (Institute National de la Recherche Agronomique). En los siguientes enlaces se pueden encontrar las presentaciones realizadas en unas jornadas coloquio sobre el tema, y su publicación posterior en un número de una revista editada por el INRA:

 

 

 

España Circular 2030 y el sistema alimentario

Recientemente el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) ha presentado el borrador para información pública de la Estrategia española de economía circular» (EEEC).

El sector de la agroalimentación es uno de los sectores prioritarios de la estrategia, junto al de la construcción, el sector industrial, el de bienes de consumo y el del turismo.

La estrategia se debe desarrollar a partir de Planes de Acción, el primero de ellos el correspondiente al periodo 2018-2020. Este plan describe 8 ejes de actuación en los que se contemplan un total de 70 actuaciones. Hay 5 ejes específicos (producción y diseño, consumo, gestión de residuos, materias primas secundarias, reutilización del agua) y 3 de carácter transversal (investigación, innovación y competitividad, sensibilización y participación, empleo y formación). La dotación presupuestaria total está estimada en cerca de 837 millones de euros, repartidos como se puede ver en la segunda figura 2.

Figura 1. Ejes de actuación de la Estrategia Española de Economía Circular. Fuente: MAPAMA (2018). España Circular 2030

Figura 2. Distribución por ejes del presupuesto del Plan de Acción 2018-2020 Fuente: elaborado a partir de MAPAMA (2018). España Circular 2030


PRINCIPALES ACTUACIONES EN CUANTO A LOS RESIDUOS Y DESPERDICIO ALIMENTARIOS

Primero destacamos los ejes y las actuaciones más vinculadas al sector alimentario que tienen relación clara con la lucha contra la pérdida y desperdicio de alimentos y con la prevención y gestión de residuos alimentarios.

Eje 1. Producción y diseño

Actuación 8 – Integración Sistema EMAS en políticas sectoriales

La aplicación de un sistema de gestión medioambiental en cualquier empresa, está en vinculada directamente con la prevención de la generación de residuos y otros impactos ambientales (a través de la optimización de su provisión de materias primas, el procesamiento de las mismas, el consumo de agua y energía, etc.) y la mejora de la gestión de los residuos que finalmente se generen.Esta actuación busca lograr una mayor implantación del sistema de gestión medioambiental europeo EMAS tratanto de de integrarlo en el resto de políticas ambientales sectoriales que haga la Administración General del Estado.

Actuación 9 – Fomento de la sostenibilidad integral de la industria agroalimentaria.

El origen de esta actuación es el Programa de Sostenibilidad de la Industria Agroalimentaria puesto en marcha en 2015 con un horizonte de dos años. La EEEC buscaría dar uso a las herramientas puestas en marcha a través de este programa, concretamente  la red REDSOSTAL, el cuestionario de autoevaluación eSIAB, y el Decálogo de la sostenibilidad integral. De algunas de estas cuestiones ya se habló en una entrada anterior.Eje 2. Consumo

Actuación 15. Implementación de la Estrategia «Más alimento, menos desperdicio» 2017-2020

Se señala que hay que dar continuidad a la estrategia contra el desperdicio puesta en marcha en 2013, centrando los «esfuerzos  en aquellos aspectos que anteriormente han tenido un menor desarrollo». No aparecen descritos objetivos cuantitativos concretos, más allá de señalar que desde la UE, la propuesta de reforma de la Directiva Marco de Residuos pide a los estados que:

  • Reduzcan el despilfarro de alimentos en cada fase de la cadena alimentaria.
  • Lleven a cabo un seguimiento de los niveles de residuos alimentarios.
  • Presenten informes con el fin de facilitar el intercambio entre los agentes sobre los progresos realizados.

Logo Mas alim menos desp

Dada su ubicación en el eje consumo, se podría interpretar que los esfuerzos desde la administración del estado en la lucha contra el desperdicio alimentario se orientarán prioritariamente en las etapas finales de la cadena alimentaria.

Eje 3. Gestión de residuos

Actuación 20. Revisiones normativas

La estrategia señala que el «paquete de economía circular» de la Comisión Europea en 2015 incluye la revisión de directivas en materia de residuos (la directiva Marco de Residuos, la de envases y residuos de envases, la de vertido de residuos y la de vertederos) que implicarán su transposición a la normativa española. Esto afectará directa o indirectamente a los residuos alimentarios.

Por ejemplo el proyecto de la Directiva Marco de residuos establece objetivos para la reutilización y reciclado de residuos municipales para 2025 (60 %) y 2030 (65 %).

Eje 4. Mercado de materias primas secundarias

Actuación 31. Declaración y fomento de subproductos

En este punto se hace hincapié en el uso de subproductos en el sector de la alimentación animal, sector «que presenta una gran dependencia de la importación de materias primas». La actuación perseguiría aumentar el actual 29 % de materias primas provenientes del reaprovechamiento de desechos de distintas etapas del sector agroalimentario señalando las siguientes:

  • Primera etapa: residuos de producción y subproductos de las industrias agroalimentarias.
  • Segunda etapa: incorporación de «antiguos alimentos» de las industrias y la distribución.
  • Tercera etapa: destríos de la producción primaria (principalmente fruta y verdura).

Subproductos de la industria alimentaria (patatas, restos de zanahoria y de brócoli) en la nave de recepción de la empresa TRASA, a la espera de su procesamiento para la obtención de ensilados para alimentación animal.


OTRAS ACTUACIONES IMPORTANTES PARA EL SECTOR AGROALIMENTARIO

En la EEEC aparecen otras actuaciones no tan directamente orientadas a la prevención/residuos alimentarios o a la lucha contra el desperdicio de alimentos pero también muy importantes de cara a aumentar la sostenibilidad del sector agroalimentario y enmarcarlo dentro del ámbito general de una economía circular:

Eje 5. Reutilización del agua

Este eje de actuación es con diferencia el más importante de del Plan de Acción 2018-2020, puesto que contaría con más de la mitad de la previsión presupuestaria del mismo.

Busca reducir la huella hídrica de la economía a través de la reutilización de aguas residuales. Plantea actuaciones encaminadas a «eliminar las barreras legislativas existentes» (actuaciones 38 y 39) para dicha reutilización; a apoyar proyectos de regadío que tengan como recurso las aguas residuales (actuación 40), a revisar esta cuestión en los Planes Hidrológicos de Cuenca (actuación 41), el fomento de trabajos de investigación en este ámbito (actuación 42), etc.

Eje 1. Producción y diseño

La actuación 7 (Fomento de la etiqueta ecológica europea ECOLABEL) incluye impulsar la «contratación pública verde». Existen ya grupos de trabajo para establecer los criterios correspondientes en distintos ámbitos, entre ellos los servicios de alimentación y marketing.La actuación 10 persigue el apoyo a la producción ecológica de alimentos. El MAPAMA ha elaborado una estrategia al respecto con 36 lineas de actuación y más de 100 medidas.

Eje 3. Gestión de residuos

En este eje hay diversas actuaciones de carácter transversal que evidentemente afectan a la prevención y gestión de residuos alimentarios, que tienen que ver con el desarrollo y revisión del Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos (PEMAR) y el Programa Estatal de Prevención de Residuos (actuación 20), con aspectos impositivos en materia de residuos (actuaciones 25 y 26), o con la identificación de una red de laboratorios de referencia para el análisis de residuos (actuación 27), entre otras.

Las actuaciones 28 y 29 tienen que ver específicamente con la protección y recuperación de la biodiversidad y los ecosistemas marinos a través de la recogida de residuos («pesca de basuras marinas»).

Eje 4. Mercado de materias primas secundarias

La actuación 35 trata sobre la clarificación de los procesos de reciclado autorizados que permitan la utilización de materiales y objetos de plástico reciclados para entrar en contacto con alimentos.


OTRAS ACTUACIONES DE CARÁCTER TRANSVERSAL

Finalmente hay que señalar que el Plan de Acción 2018-2020 en sus ejes 6, 7 y 8, presentan un buen número de actuaciones (de la 43 a la 70) encaminadas a fomentar la realización de proyectos de investigación (y la transferencia de resultados) enfocados desde múltiples ángulos hacia la transición hacia una economía circular, aumentar la sensibilización y participación de la sociedad en su conjunto (sector público y sector privado, incluyendo al tejido empresarial, agentes sociales, y organizaciones y asociaciones comprometidas con el medio ambiente) en dicha transición; e impulsar políticas de educación, empleo y formación que permitan generar unos recursos humanos cualificados en las capacidades específicas («empleo verde») que esta nueva economía circular va a requerir.

El sector agroalimentario, como el resto de sectores contemplados en la estrategia, deberá ser objeto de estas actuaciones.

Subproductos del vino como probióticos

La uva es uno de los cultivos más extendidos a nivel mundial, se estima que anualmente se producen 63 millones de toneladas. La industria vitivinícola utiliza el 75% del total de uvas para la elaboración de vino. Pero durante el proceso de producción del vino se genera el orujo que es el producto que se obtiene después del prensado de la fruta y el vino y que está formado por las pieles y las semillas.

Este subproducto de la industria supone un 20%, en peso, de la producción mundial. Actualmente el orujo de uva se destina a alimentación animal o se utiliza para la obtención del alcohol que contiene, el aceite de sus semillas o de colorantes alimentarios. Sin embargo, estos subproductos tienen un alto valor, tanto para la industria alimentaria como para la farmacéutica o la cosmética. Esto se debe a la variedad de compuestos con los que cuentan, entre ellos los compuestos fenólicos, conocidos por su capacidad antioxidante.

Durante los últimos años la industria alimentaria ha querido revalorizar estos subproductos buscando alternativas para su utilización dentro de alimentación. La extracción de compuestos fenólicos ha sido una de las áreas más investigadas, con el objetivo de enriquecer alimentos con estos compuestos antioxidantes. También se ha estudiado la aplicación de extractos de orujos de uva en alimentos para evitar su deterioro, causado por la oxidación de las grasas o por la acción de los microorganismos.

Una investigación publicada en julio de 2016 estudia el efecto del extracto de orujo de uva sobre los microorganismos que se añaden a un producto como probióticos, ya que investigaciones anteriores han concluido que el subproducto tiene un efecto positivo en la estabilización de este tipo de microorganismos.

El extracto se añade en un producto de leche de cabra fermentada mediante Staphylococcus thermophilus, al que se le añaden dos tipos de microorganismos para dar lugar a un producto probiótico (Lactobacillus rhamnosus y Lactobacillus acidophilus). Este producto también lleva zumo de uva, y se elabora siguiendo el esquema de la ilustración 1. Una vez elaborado el producto se estudia el contenido total de polifenoles, la estabilidad de los microorganismos, la textura y la calidad sensorial del producto.

 

Imagen4

Ilustración 1. Esquema de la elaboración de los productos estudiados (Elaborado a partir de datos de Dos Santos, K.M. et al., 2017)

El estudio concluye que al añadir el extracto de orujo de uva al producto el contenido total de polifenoles aumenta, aunque no se encuentran diferencias significativas entre las formulaciones con tipo u otro de Lactobacillus. El microorganismo responsable de la fermentación (Staphylococcus thermophilus) es estable durante los 28 días de estudio.

Los microorganismos probióticos, en cambio, no tienen el mismo comportamiento. Lactobacillus rhamnosus (Lr) es estable con y sin extracto de orujo de uva durante los 28 días. Lactobacillus acidophilus, en cambio, va disminuyendo con el tiempo, lo que indica falta de estabilidad, aunque el extracto parece ejercer un efecto protector, ya que la disminución es menor. Por último, a nivel sensorial el extracto de orujo de uva mejora la textura, el color, el flavor y la impresión global del producto con Lactobacillus rhamnosus.

En resumen, este artículo muestra la posibilidad de revalorización de un subproducto que se genera en cantidades muy elevadas. Dando así lugar a un alimento probiótico estable y con propiedades antioxidantes proporcionadas por los polifenoles presentes en el extracto de orujo de uva. Sin embargo, se requiere más investigación, entre otras cosas para probar la biodisponibilidad de estos componentes antioxidantes al consumir el producto y así poder validarlo como alimento funcional.

En el siguiente enlace Blanca Viadel del Dpto. de Nuevos Productos del Centro Tecnológico AINIA explica una técnica avanzada para validar alimentos funcionales mediante una simulación de la digestión.

 

Bibliografía

  • Dos Santos, K. M., De Oliveira, I. C., Lopes, M. A., Gil Cruz, A. P., Buriti, F. C., & Cabral, L. M. (2017). Addition of grape pomace extract to probiotic fermented goat milk : the effect on phenolic content , probiotic viability and sensory acceptability. Journal of the Science of Food and Agriculture, 97(4), 1108–1115. https://doi.org/10.1002/jsfa.7836
  • García-Lomillo, J., & Gonzalez-SanJosé, M. L. (2017). Applications of Wine Pomace in the Food Industry : Approaches and Functions. Comprehensive Reviews in Food Science and Food Safety, 16(Kliewer 1977), 3–22. https://doi.org/10.1111/1541-4337.12238