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Más vueltas con la carne y el clima

En varias entradas anteriores se trata la problemática vinculada al incremento del consumo y producción de carne (y en general, de productos de origen animal) en el mundo y sus implicaciones sobre el cambio climático y la sostenibilidad ambiental del planeta.

En esta entrada se hace referencia a un artículo publicado hoy en El País (Sí, comer carne afecta al clima, pero las vacas no están matando el planeta), en el que se ponen en duda algunos de los datos publicados hasta la fecha sobre el impacto de la ganadería en el efecto invernadero, y se matizan las afirmaciones que atribuyen grandes beneficios medioambientales a la reducción del consumo de carne en favor de alimentos de origen vegetal. Interesante.

El artículo lo firma Frank M. Mitloehner, un profesor del Departamento de Ciencia Animal de la Universidad de California (UCDavis).

Entradas anteriores sobre el tema:

Pérdidas y desperdicio de alimentos en Francia

Francia es uno de los países europeos que más están desarrollando políticas e iniciativas en la lucha contra el desperdicio alimentario. A través del Pacto Nacional para luchar contra el desperdicio de alimentos Francia tiene el compromiso de reducir a la mitad el desperdicio de alimentos para el año 2025 y en este sentido desarrolló la Ley 2016-138 (11 de febrero de 2016).

La lucha contra el desperdicio de alimentos requiere avanzar en una cuestión básica que es el diagnosticar la magnitud real del problema.

En esta entrada se resumen algunos datos del documento publicado en 2016 por la «Agence de l’Environnement et de la Maîtrise de l’Energie» (ADEME), titulado «Pérdidas y desperdicio de alimentos – inventario y gestión en cada etapa de la cadena alimentaria«. El documento completo en francés, y el resumen ejecutivo en francés y en inglés se pueden encontrar en el siguiente enlace.

En el documento presentan los resultados de un estudio completo de las pérdidas y desperdicio de alimentos (PDA) a lo largo de la cadena alimentaria (producción, transformación, distribución y consumo en hogares y restauración). Dan datos globales y también diferenciando distintos tipos de productos.

Como concepto de PDA emplean uno semejante al planteado por la FAO, es decir, contemplan únicamente las partes comestibles de los alimentos (destinados a consumo humano) que se pierden a lo largo de la cadena alimentaria.

El estudio cifra las PDA globales en 10 millones de toneladas al año, es decir 150 kg per capita. En términos económicos valoran esto en 16.000 millones de euros, y en términos medioambientales en 15,3 millones de toneladas de equivalentes de CO2.

Señalan que una parte de los 10 millones (menos de 2 millones) de PDA se deriva a alimentación animal. Indican que esta cantidad no estaría contemplada en la estadística de «food waste» si se utilizase el concepto y la metodología FUSIONS.

La distribución de las PDA en los distintos segmentos de la cadena alimentaria es la siguiente:

  • Producción: 32 %
  • Transformacion: 19 %
  • Distribución: 14 %
  • Consumo: 33 %

Destaca el hecho de que la proporción asignada al sector primario y a la distribución es superior a la señalada en otros estudios realizados a nivel europeo (ver entrada previa), mientras que lo correspondiente a la etapa de consumo es claramente menor (33 %, 50 kg per capita).

También destaca el hecho (figura siguiente) de que en consumo las pérdidas en restauración son superiores, en términos relativos, a las pérdidas en los hogares. Así, mientras que únicamente el 15 % de la comida es consumida en restauración, la proporción de las PDA en consumo debidas a la restauración asciende al 42 %.

El 58 % restante se corresponde a las PDA en los domicilios. En los hogares franceses se desperdician 29 kg por habitante y año, que es un valor cercano al observado en los pocos estudios existentes en España y Cataluña, y de nuevo mucho menor al descrito por la FAO, y en menor medida por otros estudios a nivel europeo (ver entrada previa).

Cuando se analizan los resultados de los distintos tipos de productos se observan diferencias tanto en cuanto a la magnitud de las PDA como a su distribución en la cadena alimentaria. Los porcentajes de pérdidas en peso estimados en el estudio son:

  • Verduras: 24 %
  • Frutas: 22 %
  • Grandes cultivos (trigo, patata, etc.): 20 %
  • Productos de origen animal: 13 %

Las frutas y hortalizas se pierden en gran medida en la etapa de producción, mientras que los productos de origen animal se desperdician más en la etapa de consumo.

Una cuestión interesante que se analiza en el estudio es el valor económico de las pérdidas. Hacen estimaciones y destacan que el valor comercial unitario de las pérdidas se va incrementando conforme se va avanzando en la cadena alimentaria. Evaluan el valor comercial de las PDA de la siguiente forma:

  • 2 630 € por persona trabajadora en la etapa de producción primaria.
  • 4 970 € por persona trabajadora en las industrias alimentarias.
  • 6 260 € por persona trabajadora en el sector de la distribución.

Si bien los productos de origen animal tienen pérdidas del 13 % en peso, claramente menos que otros productos, el valor económico y el impacto medioambiental de las mismas es mucho mayor. El estudio estima que las pérdidas de productos de origen animal suponen el 54 % y el 82 % del valor total y de las emisiones de gases de efecto invernadero del conjunto de las PDA, respectivamente.

 

En Francia hay otros estudios de este tipo. Destacan los trabajos publicados por el INRA (Institute National de la Recherche Agronomique). En los siguientes enlaces se pueden encontrar las presentaciones realizadas en unas jornadas coloquio sobre el tema, y su publicación posterior en un número de una revista editada por el INRA:

 

 

 

Manual FUSIONS para cuantificar «food waste»

Resulta evidente que se hace necesario disponer de métodos apropiados y aceptados que permitan cuantificar, monitorizar en el tiempo y comparar datos relativos a las pérdidas y desperdicio de alimentos y/o residuos alimentarios.

En este terreno, las dos iniciativas probablemente más sólidas y con un carácter más internacional son el «Estándar PDA» (WRI, 2016), que se describió en dos entradas previas, y el descrito en esta entrada, el «Food waste quantification manual to monitor food waste amounts and progression», en adelante «Manual FUSIONS« publicado también en 2016 en el marco del proyecto UE «Reducing food waste through social innovation».

Ambos protocolos se fueron desarrollando casi simultáneamente. FUSIONS participó en el proceso de creación del Estándar PDA, y en el propio Manual FUSIONS aparecen repetidas referencias al Estándar PDA. Por ello, ambos protocolos tienen bastantes similaridades pero también algunas diferencias, que vamos a tratar de resaltar aquí.

Estandar PDA vs Manual de cuantificación FUSIONS Fuente: traducido a partir de FUSIONS (2016) – Food waste quantification manual to monitor food waste amounts and progression

¿Hacia quién van orientados ambos protocolos?

El Estándar PDA persigue que exista una norma global de referencia que permita cuantificar y publicar datos sobre la pérdida y el desperdicio de alimentos de acuerdo a unos requisitos y procedimientos universalmente aceptados. Está dirigida a cualquier tipo de entidad, pública o privada, de cualquier tamaño: un gobierno, un municipio, una región, una empresa de cualquier tipo, ONGs, centros educativos, etc.

El Manual FUSIONS está dirigido principalmente a las autoridades competentes de los Estados Miembros de la UE, y pretende servir de guía para:

  1. Cuantificar los residuos alimentarios en cada sector de la cadena alimentaria
  2. Combinar las cuantificaciones sectoriales
  3. Informar de los resultados obtenidos en estudios nacionales de cuantificación de residuos alimentarios de una forma consistente y comparable.

¿Definen lo que se debe o no cuantificar?

El Estándar FDA no fija una definición concreta, sino que señala que cada entidad debe
decidir qué materiales cuantifica (las partes comestibles o alimentos, las partes no comestibles, o las dos cosas).

El Manual FUSIONS por su parte, sí establece una definición de “food waste”, que es la definición FUSIONS (2014), descrita en una entrada anterior.  En ella se contemplan tanto las partes comestibles (food) como las no comestibles, que «salen» de la cadena alimentaria.

¿Qué destinos de los materiales se contemplan?

Ambos protocolos contemplan básicamente los mismos posibles destinos de los materiales analizados, con algunos matices que aparecen en la tabla siguiente:

Destinos PDA vs FUSIONS

Destinos FUSIONS vs Destinos del Estándar PDA. Fuente: traducido a partir de FUSIONS (2016) – Food waste quantification manual to monitor food waste amounts and progression

Una cuestión importante en este punto es recordar que la definición FUSIONS de «food waste» excluye de la misma aquellos materiales que se dirigen a los destinos B1 y B2, y define para ambos otra categoría distinta («valorisation and conversion»). Por ello, estrictamente hablando, un estudio de cuantificación de residuos alimentarios que siguiera el Manual FUSIONS no incluiría dicha categoría.

No obstante, el propio manual realiza una recomendación opicional señalando que la inclusión en el estudio de los destinos B1 y B2, puede ser interesante de cara a obtener una imagen completa de los flujos de materiales y comprobar las cantidades obtenidas de manera coherente.

¿Establecen los métodos de cuantificación a aplicar?

Ambos protocolos proponen (pero no imponen) los mismos 10 métodos de cuantificación (peso directo, contaje, análisis de composición de residuos, balances de materia, encuestas, etc.). En el manual FUSIONS estos métodos se describen muy brevemente, mientras que el Estándar PDA lo hace en detalle en un documento adjunto (WRI, 2016. Guidance on FLW quantification methods).

¿Establecen recomendaciones específicas para los distintos eslabones de la cadena alimentaria?

El estándar PDA está dirigido a cualquier entidad de cualquier sector, y no hace especial hincapié en recomendaciones sectoriales. Por su parte en el Manual FUSIONS los capítulos 4 a 9 están dedicados a hacer recomendaciones para la aplicación del mismo en:

  • Cap. 4. Estudios nacionales de cuantificación de residuos alimentarios (NFWQS: National Food Waste Quantification Study)
  • Cap. 5. Producción primaria (agricultura, ganadería, acuacultura, pesca)
  • Cap. 6. Procesamiento y manufactura
  • Cap. 7. Distribución mayorista y minorista
  • Cap. 8. Hostelería, restauración y catering
  • Cap. 9. Hogares

Combiene señalar para acabar que el  propio Manual FUSIONS dice que si bien no está diseñado como procedimiento operativo para la cuantificación in situ de los residuos alimentarios (por ejemplo en una industria alimentaria, un restaurante, una explotación agrícola o ganadera, etc.), las recomendaciones sectoriales que describe pueden ser muy útiles con dicho fin.

En este sentido, el uso combinado del Estándar PDA junto a las recomendaciones del Manual FUSIONS puede ser la mejor opción.

Referencias

 

 

 

 

 

Desperdicio en consumo en Europa y España: comparativa de datos disponibles

En una entrada previa se hizo un análisis de los principales datos disponibles de pérdidas y desperdicio de alimentos (PDA) y/o residuos alimentarios generados en las distintas etapas de la cadena de suministro de alimentos en Europa.

En esta entrada se resumen los datos correspondientes a la etapa final de consumo tanto en Europa como en España (ver la figura).

Origen de los datos:

Los datos de Europa proceden de los mismos estudios empleados para la anterior entrada (FAO 2011, EC 2010, FUSIONS 2016 – ver referencias). En el de la Comisión Europea y el de FUSIONS se evalúan los residuos alimentarios (partes comestibles y no comestibles) y se distinguen por un lado los datos de hogares y por otro los de restauración, catering y hostelería; mientras que en el de la FAO se habla de forma genérica del consumo, y se considera únicamente la parte comestible desperdiciada.

Los datos de España proceden, además del estudio EC 2010, de dos estudios encargados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Ambos se ciñen al desperdicio en los hogares. El primero fue presentado en 2013 por la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (HISPACOOP). Este estudio está analizado en cierto detalle en una entrada anterior. El segundo es más reciente, y ha sido realizado por el «Panel de cuantificación del desperdicio alimentario en los hogares españoles», creado en el marco de la estrategia «más alimento, menos desperdicio».

Además se añade datos obtenidos a partir de un estudio sobre el despilfarro de alimentos en realizado en 2010 por la Universidad de Barcelona para la Agencia de Residuos de Cataluña. En este estudio se cuantificaba el desperdicio evitable procedente de los hogares, de la restauración-catering-hostelería, y del pequeño comercio y mercados municipales (no de la gran distribución), y aportaba una cifra de 35 kg per capita. En la figura únicamente se presenta los datos correspondientes a los hogares y la restauración-catering-hostelería.

*En el estudio de la FAO se dan valores de la etapa de «consumo», sin hacer la distinción entre hogares y otros ámbitos. ** Considerando únicamente las partes comestible (el estudio FUSIONS asume que son el 60 y el 59 % de los residuos alimentarios en los hogares y en restauración-catering-hostelería, respectivamente).

Comparativa:

Los dos estudios realizados a nivel europeo dan una cifra global de residuos alimentarios en consumo bastante similar, entre 100 y 113 kg per capita, que parece acercarse al valor dado de la FAO. No obstante este último valor en principio es una estimación de las pérdidas de alimentos comestibles, y no tiene en cuenta la fracción no comestible, cosa que sí hacen los estudios europeos. Considerando esto, se concluye que el estudio de la FAO aporta un valor (95 kg per capita) claramente más elevado que los europeos. De hecho, si consideramos la estimación que hace el estudio FUSIONS de la fracción comestible de los residuos alimentarios se obtiene un valor de 68 kg per capita (55 kg en hogares), unas 3/4 partes del valor obtenido en la FAO.

En España el estudio de la Comisión Europea de 2010 aporta unos datos inferiores a la media europea (72 kg per capita frente a 100 kg). Este menor desperdicio se produce únicamente en los hogares (46 kg frente a 75,4 kg de media en Europa), mientras que el correspondiente a restauración, catering y hostelería sería incluso ligeramente superior al de la media Europea (26 kg frente a 24,5 kg). En definitiva, que en España se desperdiciaría significativamente menos que la media Europea, aunque en términos relativos, el desperdicio en el consumo fuera del hogar es mayor.

Los dos estudios realizados a nivel estatal sobre el desperdicio alimentario en hogares dan valores aparentemente menores, que rondan los 30 kg per capita. No obstante si a los 46 kg del estudio de la CE les pudieramos restar la parte no comestible probablemente obtendriamos un valor similar al de los estudios españoles. En cualquier caso la cifra de 30 kg es claramente inferior a la obtenida en el estudio FUSIONS considerando únicamente la parte comestible (55 kg per capita, como promedio europeo).

Finalmente el valor obtenido en Cataluña aún es menor, cerca de 26 kg de los cuales apenas 20,3 kg se corresponden con el desperdicio en los hogares.

Referencias:

EC. 2010. Preparatory study on food waste acros EU-27.

FAO. 2011. Global Food Losses and Waste. Extent, Causes and Prevention.

FUSIONS. 2016. Estimates of European food waste levels.

HISPACOOP. 2013. Estudio sobre el desperdicio alimentario en los hogares españoles

MAPAMA. 2016. Desperdicio de alimentos de los hogares en España

Agéncia de Residus de Catalunya/Universidad Autónoma de Barcelona. 2012. Diagnosi del malbaratament alimentari a Catalunya

Desperdicio en la cadena alimentaria: panorámica de datos disponibles (Europa)

Los datos disponibles en relación al desperdicio de alimentos son todos ellos estimativos y están condicionados en gran medida por la metodología y el concepto (pérdida, desperdicio, residuo alimentario, etc.) aplicados para su obtención.

En esta entrada realizamos una comparativa de los principales datos disponibles en relación a la cantidad de alimentos desperdicidados/residuos alimentarios generados en Europa. Los datos proceden de tres estudios, el famoso estudio de la FAO sobre las pérdidas y desperdicio de alimentos en el mundo (2011), y dos informes realizados sobre estimaciones de residuos alimentarios en Europa, emitidos en 2010 y 2016 (ver referencias).

Antes de presentar los datos conviene reseñar las principales diferencias entre unos estudios y otros en cuanto a qué etapas de la cadena alimentaria contemplan y en cuanto a cual es el objeto de cuantificación.

Los datos de la Comisión Europea de 2010 no incluyen la etapa de producción primaria, y tampoco se estudia la postcosecha como etapa en sí misma, sino que probablemente esté incluida implícitamente en la etapa de procesamiento (al igual que FUSIONS 2016), aunque este punto no quede claro. En el estudio de la FAO la última etapa es la de «consumo», que se entiende incluye el consumo de alimentos en los hogares y en otros ámbitos (restauración, etc.).

El objeto de evaluación es también distinto. En el estudio de la FAO se trata de cuantificar las pérdidas y desperdicio de alimentos, entendidas estas como la masa de alimentos comestibles no consumida a lo largo de las distintas etapas de la cadena alimentaria. Los estudios europeos por su parte cuantifican más bien los «residuos alimentarios» (food waste), que incluirían tanto las partes comestibles como las no comestibles. Además en el caso del informe FUSIONS 2016, no se tienen en consideración aquellos «subproductos» que se redirigen hacia alimentación animal, de acuerdo a la «definición FUSIONS de Food waste«, mientras que en el de la FAO no se hace referencia a esta cuestión, y en el de la Comisión Europea no queda claro. En el documento se señala que parte de lo cuanfificado iría en la práctica a alimentación animal (en particular parte de lo generado en la etapa de procesamiento), pero no se sabe ni se dice cuánto.

El ámbito geográfico también es distinto. En el estudio de la FAO se habla de Europa y la Federación Rusa, que sumarían una población de unos 750 millones de personas, mientras que en los otros estudios se ciñen a la UE, con una población de unos 500 millones de personas.

Esta es una de las razones por las que el volumen total cuantificado es mucho más del doble en el estudio de la FAO que en los otros:

Los datos de FUSIONS 2016 (UE-28)* son los correspondientes a la parte comestible de los residuos alimentarios totales

No obstante, también en términos per capita el documento de la FAO alcanza un valor superior a los otros dos estudios (280 kg por persona y año, frente a alrededor de 175 en los estudios europeos, 100 en el estudio de FUSIONS considerando solo las partes comestibles).

Es interesante ver también que en el estudio de la FAO se estima que las PDA supondrían un 31 % de los alimentos producidos para consumo humano, mientras que en los estudios europeos esa cifra se reduce mucho, hasta el 20 % considerando partes comestibles y no comestibles, y hasta el 12 % considerando solo las primeras. Son diferencias muy elevadas.

Los datos de «Hogares» de FAO 2011 son de «Consumo» (incluyen restauración y catering). Los datos de FUSIONS 2016 (UE-28)* son los correspondientes a la parte comestible de los residuos alimentarios totales, calculados aplicando los coeficientes señalados en el propio informe: 50 % para producción primaria y procesmamiento, 83 % en distribución, 60 % en hogares y 59 % en restauración y catering. Los valores de porcentaje de color azul entre paréntesis se corresponden con la estimación de las PDA/residuos alimentarios respecto al total de alimentos producidos para consumo humano

Atendiendo a lugar de la cadena alimentaria donde se producen las pérdidas se observan claras diferencias entre los estudios en dos etapas. En la etapa de la producción primaria, los valores son muchísimo mayores en el estudio de la FAO que en el de FUSIONS lo cual no tiene fácil explicación. Por su parte en el sector del procesamiento, los valores del estudio de la CE 2010 son superiores a los observados en los otros estudios (39 % en la UE-27 frente a la 17 y 12 % en los otros estudios, figura 3).

Donde parece haber más consenso es en lo que respecta al desperdicio al final de la cadena alimentaria. En Europa el desperdicio en el consumo es muy elevado. Sobre esta cuestión se ha realizado una entrada posterior en el blog.

Conviene señalar es que es precisamente en las etapas de consumo, en particular en los hogares, donde es más fácil obtener datos relativamente fiables, y por esta razón, es la etapa de la cadena alimentaria más y mejor estudiada en relación a las pérdidas y desperdicio de alimentos.

Las etapas previas como el procesamiento y sobre todo, la producción primaria han sido mucho menos evaluadas, por ser etapas más difíciles de abordar y de las cuales existen estadísticas mucho menos fiables.

Figura 3. Distribución porcentual de las PDA/residuos alimentarios en los distintos eslabones de la cadena alimentaria contemplados en cada estudio.

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También hay mucho consenso en lo que respecta a la etapa de distribución y venta. Siempre aparece cómo la etapa más eficiente, en la que se genera un volumen menor de PDA/residuos alimentarios, alrededor siempre del 5-7 % del total generado en la cadena alimentaria. Las empresas de la distribución repetidamente alegan que son muy eficientes, lo cual es muy posible que sea cierto puesto que en ello les va en buena medida el negocio. No obstante, cabría preguntarse  hasta que punto estas empresas, siendo muy eficientes, trasladan o no ineficiencias corriente arriba y corriente abajo de la cadena; como resultado de sus políticas de aprovisionamiento de productos de los productores y procesadores y/o de sus estrategias de marketing y venta dirigidas a los consumidores.

En definitiva, en esta entrada se demuestra la variabilidad de los datos disponibles y la necesidad de realizar avances en la definición de criterios comunes acerca de qué, cómo y dónde se mide.

Referencias

EC. 2010. Preparatory study on food waste acros EU-27.

FAO. 2011. Global Food Losses and Waste. Extent, Causes and Prevention.

FUSIONS. 2016. Estimates of European food waste levels.

Estimaciones de «food waste» (FUSIONS) en Europa

 esta entrada se hace un breve resumen de los aspectos más relevantes del documento «Estimates of European Food Waste Levels», publicación de marzo de 2016 del proyecto europeo FUSIONS.

En el informe aparecen las estimaciones más recientes en relación a las pérdidas y desperdicio de alimentos a lo largo de la cadena alimentaria en la UE-28. Están elaboradas con datos de los años 2012 y 2013.

Es importante indicar que el concepto de «Food waste» o «residuo alimentario» considerado en el estudio es el concepto previamente definido en el propio proyecto FUSIONS, concepto del que ya se habló en una entrada anterior: «residuo alimentario es cualquier alimento, y partes no comestibles de alimento, separado de la cadena de suministro de alimentos para ser recuperado o desechado (incluyendo el compostaje, las producciones no cosechadas, la digestión anaerobia, la producción de bio-energía, la co-generación, la incineración, y el vertido por alcantarillado, en vertedero o al mar)».

Por lo tanto, en los datos se contabilizan tanto partes comestibles como no comestibles. En los conceptos de «pérdidas y desperdicio» de la FAO no se contempla la parte no comestible.

Las grandes cifras son las siguientes:

Pérdida y desperdicio de alimentos total anual = 87,6 millones de toneladas (entre 74 y 101 millones, teniendo en cuenta la incertidumbre), que representan 173 kg por persona y año. En el estudio señalan que teniendo en cuenta que en 2011 en la UE se produjeron alrededor de 865 kg de alimentos por persona y año, las pérdidas ascenderían a un 20 % del total producido.

El coste asociado a estas pérdidas se estima en 143.000 millones de euros.

«Food waste» en la UE-28 en 2012 (millones de t; porcentaje) en los distintos eslabones de la cadena alimentaria (elaborado a partir de FUSIONS, 2016).

Estas pérdidas se concentran en la parte final de la cadena (hogares, 53 % en volumen, 68 % en valor) y en el procesado de alimentos (19 % en volumen).

ue-28_food-waste

«Food waste» per capita y coste asociado en los distintos eslabones de la cadena alimentaria (elaborado a partir de FUSIONS, 2016).

Para el cálculo del coste o valor se determinó previamente qué proporción de los residuos alimentarios se podía considerar «comestible». Los porcentajes asignados fueron: 50 % para producción primaria y procesado, 83 % para distribución y venta; 59 % para HORECA y 60 % para los hogares. A continuación y se aplicó un valor de coste a cada tonelada de residuo comestible, valor que se va incrementando conforme se avanza a lo largo de la cadena alimentaria:

ue-28_food-waste-coste

Valor asignado a cada tonelada de residuos alimentarios comestibles en los distintos eslabones de la cadena alimentaria (elaborado a partir de FUSIONS, 2016).

Desde el primer momento en el informe se señala que se trata de estimaciones sujetas a una incertidumbre importante, debido principalmente al pequeño número existente de estudios recientes con datos de calidad suficiente.

Esto afecta a todos los eslabones de la cadena alimentaria, pero particularmente a la etapa de procesado y sobre todo a la producción primaria. Los estudios más abundantes y robustos parecen ser los correspondientes a los residuos alimentarios y/o desperdicio en los hogares.

Los países que aportan la mayor parte de los datos de alta calidad son del norte y oeste de Europa: Reino Unido, Alemania, Suecia, Dinamarca, Austria, Finlandia, Francia (en algunos sectores de la cadena), etc.

España no aporta ningún estudio, en ninguno de los eslabones de la cadena, ni siquiera en el de los hogares.

Hay dos aspectos que el informe no incorpora en sus cifras, pero a los que hace referencia.

Por un lado, señala que en las cifras obtenidas no se ha incorporado lo concerniente a las actividades de redistribución de alimentos al final de la cadena (a través de bancos de alimentos, o de forma directa desde la distribución a instituciones de caridad). Señala que hay pocos datos al respecto, y cita algunos estudios realizados en Austria, Países Nórdicos, Reino Unido y Holanda. También señala que la Federación Europea de Bancos de Alimentos (FEBA) estimó que en 2014 se redistribuyeron 410.000 toneladas de alimentos (en su página web aparece la cifra de 531.000 t en el año 2015).

Por otro lado, y más importante aún desde el punto de vista cuantitativo está el tema de la alimentación animal. En el informe se indica que los alimentos y sub-productos dirigidos a alimentación animal tampoco se han incluido en la contabilización de «food waste» (puesto que esta vía de aprovechamiento está fuera de la propia definición FUSIONS de «food waste»). Indican que es una opción muy comunmente adoptada en varios sectores (en particular en el procesado, en algunos subsectores de la industria alimentaria) dado que evita o reduce el coste asociado a las tasas por vertido y puede generar un retorno financiero. Pero que no hay datos definitivos al respecto, y que pueden ser datos sujetos a variabilidad en tiempo de tal forma que es difícil conocer en un momento dado y para un determinado sector qué parte se deriva a alimentación animal y qué parte va a tratamiento o se elimina. Dan algunos datos de estudios sobre el tema. Indican que la European Former Foodstuff Proccessor Association (EFFPA) dice que en 2015 unos 5 millones de toneladas de alimentos y subproductos se usaron para alimentar animales, y que esta cifra podría incrementarse hasta 7 millones de aquí a 2025.

Para acabar, los autores señalan que aunque es claro que los datos aportados son estimaciones con una incertidumbre relativamente alta, se trata del primer intento de aplicar una definición común de «food waste» y encontrar vías y procedimientos adecuados para contar con una base de datos válida y monitorizable en la UE. Señalan que los estados miembros deberían ir dando pasos para incoporar el concepto y los procedimientos de cuantificación en los distintos eslabones de la cadena para que esto fuera posible. También señalan que sería conveniente incoporar a las estadísticas datos sobre la redistribución de alimentos al final de la cadena y desde luego tratar de cuantificar las corrientes de residuos alimentarios que se dirigen a alimentación animal o a tratamiento de residuos.